Juan Antonio Lorente Jiménez, Juanele, ha trabajado en López Garrido durante 50 años. En diciembre de 2022, con 64 años, ha comenzado su nueva etapa como jubilado, por lo que hemos aprovechado para hablar con él, que lo conozcáis y que nos cuente la experiencia de trabajar medio siglo en una empresa que no ha dejado de crecer.

Los comienzos en una pequeña empresa

Durante sus más de 90 años de historia, López Garrido ha progresado y evolucionado hasta llegar a ser hoy una compañía con más de 90 trabajadores y presencia en todo el mundo. Sin embargo, en 1971, cuando Juanele comenzó a trabajar como tornero, apenas eran 10 los trabajadores, y desarrollaban su labor en una sola nave que hoy representa menos de la mitad de la superficie actual de la fábrica. Cuenta que “eran otros tiempos, la maquinaria agrícola era muy diferente a la de hoy y la producción en López Garrido se centraba en arados y aperos”.

Juanele tenía solo trece años cuando llegó a López Garrido. Previamente, sus padres le ofrecieron la posibilidad de estudiar: “Me mandaron al Instituto Séneca, en Córdoba, pero yo tenía muy claro que los estudios no eran lo mío”.  Entonces su padre no lo dudó, “me dijo que si no estudiaba tenía que trabajar, y habló con Juan López Garrido para ver si había un puesto en la empresa para mí”.

“Comencé en el torno con un compañero de Écija, pero un año después se fue a Madrid y me quedé solo en el puesto”. Por aquel entonces, “la empresa ya tenía un nombre en nuestra provincia y la fabricación era constante para poder atender la alta demanda”.

Y es que, según recuerda, aunque había otros talleres en la zona, no eran competencia para López Garrido. “La infraestructura, la capacidad de fabricación y la valía de los grandes profesionales de la plantilla nos llevaba a fabricar productos de alta calidad muy valorados por los agricultores”.

Vivir los cambios desde dentro

Si de algo no hay duda es de que a Juanele le ha tocado vivir grandes hitos de la empresa. Desde el crecimiento de la plantilla y de la propia fábrica, pasando por los relevos generacionales en la Dirección, los avances en las herramientas y la implantación de nuevas tecnologías, hasta, cómo no, una pandemia mundial que hizo que se tuvieran que adoptar nuevos protocolos y nuevas formas de trabajar.

«El progreso en López Garrido ha sido constante y positivo», afirma.

Cuando hablamos con él sobre cómo ha vivido esta evolución, nos dice que lo ha hecho de manera natural: “Cuando estás tantos años en una empresa, lo lógico es que te toque ser parte de su progreso, y afortunadamente, en el caso de López Garrido, ha sido constante y positivo”.

En cuanto a la introducción de nuevas máquinas y herramientas para los procesos de fabricación, explica que “ha sido un mundo. Los tornos no tienen nada que ver con lo que había cuando yo llegué. Ahora, aunque una parte del trabajo sigue siendo manual, el torno es de control numérico. Es un ejemplo de innovación a la que hubo que ir adaptándose y para la que tuve que formarme. En mi caso, soy una persona muy inquieta, me gusta mucho leer y aprender cosas nuevas, así que no fue un problema para mí”.

Las claves del crecimiento de López Garrido

Juanele tiene claro que los relevos generacionales realizados en la empresa durante los últimos años han sido fundamentales para su crecimiento. “El sector agrícola no ha parado de avanzar en las últimas décadas y los jóvenes entienden mejor que nadie aquello de adaptarse o morir. Las nuevas generaciones han ido trayendo consigo un necesario cambio de mentalidad”.

A su juicio, concreta, “la incorporación de maquinaria de vanguardia, la adaptación de los procesos de producción y el avance en las condiciones laborales de los trabajadores han sido las claves para que López Garrido esté donde está ahora”.

En cuanto a su permanencia durante 50 años en la empresa, asegura que “ha sido posible gracias a la confianza que se ha depositado en mí y a la estabilidad en el horario y en el puesto”. Señala que “tener libertad para realizar mi trabajo e ir formando a los nuevos compañeros ha sido alentador”.

El futuro

“Esta ha sido mi vida. Aquí me he criado, he formado una familia y he vivido experiencias inolvidables, pero ya era hora de descansar”. ¿Y cómo se plantea el futuro? “¡Con mucha tranquilidad! Quiero relajarme, pero, a la vez, estoy decidido a no aburrirme. Tengo tres hijos, seis nietos y una mujer que siempre ha estado y está a mi lado; me gusta mucho el campo, salir a la naturaleza… Con esto, ya soy feliz”.

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