La rotación de cultivos es una práctica que consiste en plantar diferentes cultivos secuencialmente en la misma parcela de tierra. Con ello se consigue mejorar la salud del suelo, optimizar sus nutrientes y combatir la presión de las plagas y malezas.

Con motivo de la conmemoración del Día Mundial de las Legumbres el pasado 10 de febrero, dedicamos esta entrada de nuestro blog a la técnica de rotación de cultivos, ya que las legumbres son uno de los cultivos más apropiados para su incorporación en el desarrollo de la técnica de rotación debido a su capacidad de fijar el nitrógeno atmosférico en los suelos, lo que mejora su fertilidad y aumenta la productividad de las tierras de cultivo.

Legumbres, un cultivo sostenible

Este potencial de las legumbres en la rotación de cultivos para aumentar la agrobiodiversidad y fortalecer la resiliencia al cambio climático y los servicios de los ecosistemas hizo que la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamara el 10 de febrero como Día Mundial de las Legumbres. De este modo se reconoció su capacidad para contribuir al cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Las legumbres desempeñan, en definitiva, un papel fundamental en la transformación hacia unos sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles con miras a una mejor producción, una mejor nutrición y un mejor medio ambiente.

¿Por qué emplear legumbres en la rotación de cultivos?

  • Aumentan la productividad de las tierras de cultivo.
  • Mantienen a raya las plagas y enfermedades nocivas.
  • Reducen la dependencia de los fertilizantes sintéticos utilizados para aportar nitrógeno al suelo.
  • Necesitan poca agua en comparación con otras fuentes de proteínas y toleran mejor las sequías y las catástrofes relacionadas con el clima.

Beneficios de la rotación de cultivos

Una vez visto que las leguminosas son unas de las semillas más apropiadas para intercalarlas con otros cultivos, vamos a analizar las ventajas que aporta a una explotación agrícola el hecho de establecer un sistema en el que se alternen diferentes cosechas.

Antes de ello, hay que destacar que el monocultivo prolongado en el tiempo contribuye a acelerar la degradación del suelo, causada por la extracción constante y reiterada de los nutrientes específicos que requiere un mismo cultivo. Además, fomenta el incremento de malezas, plagas y enfermedades, que acaban haciéndose resistentes a métodos de control.

También es importante saber que las cosechas elegidas para la rotación han de ser compatibles en cuanto a los nutrientes que requieren y aportan al suelo. Así se mantiene su fertilidad y esta puede incluso llegar a incrementarse sin tener que recurrir a tratamientos adicionales.

Ventajas para el medio ambiente

Estas son, según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), algunas de las ventajas de la rotación de cultivos.

  • Se interrumpen los ciclos de vida de plagas y enfermedades, reduciendo su incidencia.
  • Se puede mantener un control de malezas.
  • Proporciona una distribución más adecuada de nutrientes en el perfil del suelo.
  • Ayuda a disminuir los riesgos económicos en caso de que llegue a presentarse alguna eventualidad que afecte a alguno de los cultivos.
  • Permite balancear la producción de residuos al poder alternar cultivos que producen escasos residuos con otros que generan gran cantidad de ellos.

Ventajas para el agricultor

Estos beneficios de la rotación de cultivos para el suelo repercuten también en los agricultores:

  • Se diversifica la oferta y no cae todo el peso de la explotación en un solo cultivo.
  • Hay un mayor control sobre enfermedades, plagas y malas hierbas: más sostenible, más sencillo y económico.
  • Se mejora la gestión de los recursos, consiguiendo cultivos más uniformes y mejores y ahorrando insumos.
  • Se reducen las labores mecánicas para la preparación del suelo, así como sus costes.

Actuemos por un futuro sostenible

Como veis, la rotación de cultivos implica reducir el uso de fertilizantes nitrogenados, ayuda a aminorar enfermedades y plagas, contribuye a reducir la erosión del suelo y ayuda a disminuir las emisiones de gas y contaminación de agua al emplear menos fertilizantes sintéticos.

Se trata, por tanto, de una técnica sostenible y respetuosa con el medio ambiente que se ha convertido en base fundamental de la agricultura ecológica, con la que estamos fuertemente comprometidos en López Garrido. Y es que nuestro compromiso es ofrecer al agricultor soluciones más ligeras, resistentes y eficaces, acordes con las exigencias de la agricultura sostenible para, entre todos los actores implicados en el sector, desarrollar modos de producción agrícola respetuosos con el medio ambiente.