Por todos es sabido que el cambio climático es uno de los grandes problemas que afecta actualmente a nuestro planeta. Las altas temperaturas que estamos padeciendo este verano son solo una muestra de los efectos que está produciendo el calentamiento global en la Tierra. A ellos se suman el avance de plagas y enfermedades, el aumento del nivel del mar, la contaminación del aire, la alteración del ritmo natural de crecimiento de los cultivos y el incremento de sus necesidades hídricas o la disminución de la diversidad biológica, entre otros.

Por tanto, el cambio climático tiene impacto en la seguridad alimentaria, el bienestar humano y la agricultura, sobre la que nos centramos en esta entrada del blog.

Consecuencias en la agricultura

El sector agrícola es muy sensible a variables como la temperatura o la humedad, por lo que está más expuesto a las diversidades climáticas y es, por tanto, uno de los más afectados, junto a la ganadería, por los citados efectos del cambio climático.

La consecuente modificación de la duración de las estaciones y el incremento significativo de eventos meteorológicos extremos (heladas, sequías, precipitaciones intensas…) tienen un gran impacto en los cultivos y provocan pérdidas económicas para los agricultores: por la reducción de la producción, por la baja calidad de los productos cosechados, por el descenso de rentabilidad en las explotaciones, por el aumento de precios, etc.

El informe Impactos, vulnerabilidad y adaptación al cambio climático en el sector agrario: Aproximación al conocimiento y prácticas de gestión en España del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, resume los principales impactos del cambio climático sobre cultivos agrícolas en España. Recogemos aquí algunos de ellos:

  • Daños y/o pérdidas de cosechas por el incremento en la demanda de agua y la disminución de la disponibilidad del recurso en determinados sectores.
  • Importantes perturbaciones de la producción, especialmente durante las fases críticas del desarrollo vegetativo por fenómenos meteorológicos extremos como olas de calor y períodos de sequía.
  • Disminución del rendimiento de los cultivos de secano por aumento de la demanda evapotranspirativa y estrés hídrico debido al aumento de la temperatura.
  • Pérdidas y/o daños de cultivos y cosechas por un aumento de las lluvias torrenciales más frecuentes y violentas.
  • Erosión de la tierra y degradación del suelo por mayor torrencialidad de las precipitaciones y por aumento de los episodios de precipitaciones intensas.
  • Aumento de la vulnerabilidad de los suelos agrarios y los sistemas de la agricultura de regadío a la salinización.
  • Desplazamiento hacia el norte de las zonas adecuadas para determinados cultivos (maíz, trigo, cebada y los hortícolas).

Según dicho informe, estos impactos seguirán una tendencia creciente en el futuro, afectando de forma cada vez más notable al rendimiento de las diferentes producciones agrícolas.

Impacto en los cultivos

Al margen de las diferencias regionales, ningún cultivo es inmune a las altas temperaturas. Por eso es importante saber hasta qué grado puede verse afectada nuestra agricultura por el calentamiento global.

Adelanto de la vendimia debido a las altas temperaturas

Como decíamos al principio de este post, las elevadas temperaturas están siendo las protagonistas de este y los últimos veranos. Esto, sumado a la falta de lluvia suficiente, ha provocado que, por primera vez, la vendimia de las variedades más tempranas se adelante en algunas zonas de España como Montilla o Jerez para garantizar que la uva recolectada tenga la acidez y el azúcar suficientes para producir buen vino.

Incidencia en el olivar

Aunque el olivo es una especie tolerante a la sequía al estar adecuado y adaptado al clima mediterráneo, también se ve afectado por este aumento de fenómenos meteorológicos extremos del que estamos hablando. Tanto el crecimiento como la productividad, la calidad o la distribución pueden verse perjudicados, si bien distintos estudios coinciden en que hay un alto componente de imprevisibilidad en los procesos implicados en el cultivo de la aceituna y un gran número de variedades, por lo que no se puede ser categórico en las informaciones referentes al impacto del cambio climático en el olivar.

Oscilaciones en la producción de cereal

La gran dependencia del clima hace que el calentamiento global sea la mayor amenaza para los cultivos de cereales. Y es que su producción, que se realiza en su mayoría en secano en nuestro país, sufre fuertes oscilaciones debido al clima, principalmente por la variabilidad de las precipitaciones. La escasez de agua, la subida de las temperaturas y la intensidad de las sequías serán fundamentales en el rendimiento de cereales como el trigo.

Las altas temperaturas hacen que el sector agrícola tenga que adaptarse

Combatir las consecuencias del calentamiento global es vital si no queremos que nuestro planeta, tal y como lo conocemos hoy, desaparezca. Es necesario empezar a poner las bases de un futuro más sostenible y, en este sentido, cada pequeño gesto cuenta.

El informe citado anteriormente hace referencia a las potenciales medidas de adaptación al cambio climático en el sector agrario: Las estrategias de adaptación a corto plazo pueden basarse en sencillas prácticas agrícolas relacionadas con cambios en las fechas de siembra o en las variedades. Sin embargo, a largo plazo, es necesario adaptar los sistemas agrícolas a las nuevas condiciones del clima. (…) Esto implica la necesidad de abordar estudios y análisis sobre los cultivos hortícolas, plantaciones frutales, olivares y viñedos para identificar las estrategias de adaptación de menor coste, así como para establecer el manejo y secuencias de los cultivos.

Reducir los efectos de las acciones agrícolas en el medioambiente

Los agricultores pueden ayudar a que sus acciones sobre los cultivos tengan el menor efecto posible en el medioambiente, favoreciendo el desarrollo de una labor agrícola más sostenible. En López Garrido, como productores de maquinaria agrícola, contribuimos a ello mediante la fabricación de máquinas que consumen mucho menos combustible y reducen la emisión de CO2 a la atmósfera gracias al uso de los aceros Strenx® y Hardox® del grupo sueco SSAB. Estos materiales, al ser flexibles y ligeros, ayudan a que las máquinas consuman menos carburante, disminuyendo al mismo tiempo el gasto del agricultor.

En definitiva, nos hemos propuesto reducir nuestro impacto en el entorno y a contribuir a la sostenibilidad del medioambiente aportando soluciones resistentes, ligeras y eficaces de acuerdo a las exigencias de la agricultura sostenible y a la necesidad de hacer frente al cambio climático.